Hace ya algún tiempo comenzamos ampliando nuestro vocabulario tipográfico, aprendiendo el origen del término fuente, y cómo debemos utilizarlo. Consideramos que de tan trivial se torna interesante el tema del correcto uso del lenguaje cuando es la tipografía el tema sobre el que orbitamos. Es por ello que en esta ocasión dedicaremos nuestro tiempo a mejorar nuestra capacidad comunicativa.
El asunto concreto que trataremos en este artículo será la distinción entre letra, glifo y carácter. Esta distinción, como tantas otras en la terminología tipográfica, puede resultar fútil, pero nos ayudará a distinguir unos de otros signos que utilizamos para expresar ideas. Dejémonos de rodeos y empecemos entremos directamente a la raíz del problema.
Un carácter es cada una de las figuras que forman una familia tipográfica, incluyendo letras, signos de puntuación, glifos, etc.
Por su parte, un glifo es una representación gráfica de un carácter concreto de un tipo de letra. Un glifo puede representar varios caracteres, como ocurre con las ligaduras.
Hasta aquí no entendemos demasiado la diferencia, pero vayamos a un ejemplo concreto. El carácter “a” puede ser representado por los glifos “a”, “a”, “a”, “a”… Es decir, un carácter es una unidad textual y un glifo una unidad gráfica.
Ahora que hemos asentado un poco el conocimiento, demos un paso más.
La letra es cada unidad del alfabeto de un idioma. La letra es un concepto más abstracto, no es una representación, sino que es la idea de la cual surgen todos sus ejemplos concretos.
Visto lo aprendido hasta el momento, ya podemos hablar con un poco más de propiedad que ayer de un tema que no deja de ser común en toda comida familiar que se precie: la tipografía.